“La actitud de involucrarse verdaderamente en la operación de las empresas y no sólo ser un participante más en el proceso, resulta trascendental para nuestra profesión contable en la actualidad”. (Lebrija, 1998, pág. 74)

sábado, 24 de septiembre de 2011

¿Cuál es el papel que actualmente ocupa el contador público en la organización?



Dentro del grupo de personas que intervienen internamente o externamente en la organización, al contador público se le ubica en el grupo de los administradores, porque su “papel respecto de los objetivos económico y social de la empresa es el de un “medio” efectivo y estratégico para la consecución de dichos objetivos”. (Vásquez, 2003, pág. 267)

Vásquez plantea, que el contador público es un corresponsable de la administración, que coordina su responsabilidad individual con los grupos directivos o demás miembros de la administración para cumplir con los objetivos trazados por la empresa (2003).

Desde esta perspectiva el contador tiene una tarea muy importante, que se centra en la creación y fortalecimiento del sistema de información contable, proceso que no puede hacerse sin considerar las repercusiones que puede generar para la empresa, entendida como unidad social, que requiere comunicarse con todos los grupos sociales que guardan una relación con ella, ya sea de manera directa o indirecta. Se hace necesario entonces, que el contador reconozca la estructura empresarial que condiciona dicho sistema, ya que, al momento de implementarlo, su funcionalidad dependerá de este aspecto (no funciona del mismo modo un sistema de información en una organización con estructura piramidal, a uno con estructura funcional). También hay que tener en cuenta otras características específicas del negocio, (visión, políticas, objetivos, filosofía y valores…), pues, las unidades empresariales aunque tengan procesos similares, en esencia son diferentes. Una deficiencia que enfrenta el contador, es creer que un sistema de información contable puede ser fácilmente adaptable a cualquier empresa, luego, las particularidades se dan por subestimadas, porque la contabilidad es un proceso repetitivo, es así como la vida útil para la propiedad, planta y equipo se generaliza para todas las organizaciones.

Resulta indispensable, que el sistema de información que se utilice en el ente económico se adapte a sus características y por el contrario no sea el que más satisfaga o más facilite el desempeño del contador, de ser así, la contabilidad dejaría de ser un medio, para convertirse en un obstáculo en el camino hacia la consecución de los objetivos empresariales. Para conseguirlo, el profesional contable debe por lo menos, tener una aproximación a la dinámica empresarial, de tal manera, que dicho sistema pueda mostrar una naturaleza organizacional lo más cercana posible a la realidad.

Hasta aquí se puede visualizar que, el contador como tenedor de libros no es un profesional competente en cuanto a las exigencias que presenta actualmente el mundo y dentro del cual están inmersos los entes económicos; estos cambios exigen que las profesiones sufran “modificaciones, en su estructura concepción y contenido” (Uribe, 2008, parra 4), luego, el contador necesita reconocer que esa visión, como profesional lo vuelve obsoleto.
Sin embargo, aunque él sea consciente de esas transformaciones y las exigencias que devienen de ellas, aún, continúa asumiendo que su participación en la empresa está definida en una única labor: la preparación y presentación de estados financieros, que muestren las operaciones concernientes al desarrollo normal del negocio. Entonces sí, quizás el contador conozca el ciclo de producción de la empresa, las inversiones, los ingresos, los egresos… pero realmente los conoce ¿por qué debe conocerlos? o ¿por qué puede desde su desarrollo y actitud profesional ser propositivo en cuanto a ellos?

Esa concepción, que la función del contador público es recabar información para presentarla de manera ordenada, sin participar de manera activa en los procesos organizacionales, ha contribuido en la creación de una especie de estereotipo: hemos oído mencionar en diversas ocasiones, que éstos sólo hacen o se remiten a estados financieros básicos y que esa tarea se vuelve tan repetitiva que la única satisfacción que tienen, es cuando surgen problemas inesperados que requieren algo más, que la simple aplicación de métodos para la construcción de dichos estados; entonces ¿los contadores públicos deben esperar por los trastornos organizacionales o pueden como profesionales asumir una actitud prospectiva?. Entendiendo por prospectiva, una actitud de análisis colectiva encaminada hacia la construcción del devenir del negocio, que implica conocer la organización en sí misma y el entorno que la rodea (Jaramillo, 2010); “la actitud de involucrarse verdaderamente en la operación de las empresas y no sólo ser un participante más en el proceso, resulta trascendental para nuestra profesión contable en la actualidad”. (Lebrija, 1998, pág. 74)

Ahora mismo en Colombia, se viene discutiendo en la Cámara de representantes el proyecto de ley 171 del 2009, “por el cual se modifica la reglamentación del ejercicio profesional del economista y se adopta el código de ética” con esto, según la página de contaduría actualícese se pretende asignar funciones propias de los contadores públicos a los economistas, con lo cual se están desconociendo los derechos que la Ley 43 de 1990 asignó a los profesionales de la Contaduría Pública” (2010, parra 2). La pertinencia de este proyecto, dependerá exclusivamente del curso de acción que tome la contabilidad como disciplina y del papel que asuma el profesional contable al interior y exterior de la empresa, el cual, no puede limitarse a la elaboración de informes contables, que aunque requieren una aproximación a la naturaleza empresarial, no implica que él está desempeñando una participación activa en el negocio, como punta de lanza para la planeación o la definición de estrategias, un valor agregado, que quizás si puedan generar los economistas.

Hoy se evidencia la posibilidad que, los profesionales que incursionan en el mercado laboral de la contaduría pública sin ser propiamente contadores puedan elaborar estados financieros; puede decirse que esa nueva visión del contador (mencionada anteriormente) sugiere que éste dejaría de ser necesario y a cambio la compañía podría obtener un agente involucrado en la continua construcción de la unidad empresarial.

Lebrija (1998), al respecto, expone que:

El enfoque tradicional de servicios profesionales que prestamos los contadores públicos se está agotando en la actualidad. El colaborar con empresas y empresarios para hacer o supervisar los registros contables diarios y mensuales, para preparar y presentar sus declaraciones de impuestos, para revisar los estados financieros en su conjunto y emitir una opinión sobre los mismos conforme normas y procedimientos de auditoría, no cabe duda que son servicios de gran valor para ellos, sin embargo, para la sobrevivencia actual de las empresas, la competencia feroz a nivel nacional o internacional, la búsqueda de mayores contribuciones económicas, el desarrollo de nuevos mercados o nuevos productos, demanda una actitud que requiere de una mayor agresividad o apertura profesional de nuestra parte. (pág. 73)

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